La inteligencia artificial (IA) tiene innumerables aplicaciones en todas las industrias, incluyendo la salud animal. Aunque la IA puede ser una herramienta revolucionaria y altamente beneficiosa, también genera interrogantes y plantea preocupaciones éticas.
Los profesionales veterinarios que consideran implementar tecnología de IA deben evaluar los riesgos y beneficios antes de confiar en herramientas que aún están en desarrollo para la toma de decisiones clínicas o la realización de tareas diarias rutinarias.
Veamos algunos de los aspectos éticos del uso de la IA en la práctica veterinaria.
Aunque la industria veterinaria suele ser más lenta en adoptar nuevas tecnologías, la IA ya se está integrando en los flujos de trabajo diarios a través de funcionalidades incorporadas en software, especialmente en áreas como el diagnóstico, la comunicación y la gestión de registros. Algunas formas en que la IA ya está presente incluyen:
A diferencia del pensamiento humano, los sistemas de IA requieren un entrenamiento específico basado en enormes cantidades de datos. Herramientas de IA de código abierto, como ChatGPT, pueden utilizar la información introducida por los usuarios para su propio entrenamiento, lo que genera preocupaciones sobre la privacidad de los datos de las clínicas y sus clientes. Una filtración de datos podría comprometer información sensible.
La IA también puede reflejar los sesgos inherentes de la sociedad, ya que su entrenamiento depende de la información proporcionada por los humanos. Además, su complejidad puede llevar a errores que, sin los controles adecuados, podrían perjudicar a los pacientes. La precisión de una herramienta de IA depende de su propósito y los algoritmos que la rigen, por lo que su rendimiento debe evaluarse críticamente de manera constante.
Otros dilemas éticos incluyen la posibilidad de que los nuevos profesionales dependan demasiado de la IA para generar diagnósticos y diferenciales, reduciendo el desarrollo de su propio criterio clínico.
Una encuesta reciente de la American Animal Hospital Association (AAHA) reveló que más del 80 % de los profesionales veterinarios están familiarizados con la IA y que un 30 % ya la usa en su clínica. A medida que la tecnología evoluciona, se espera que su integración en las clínicas veterinarias aumente.
Entre los avances más prometedores se encuentran la personalización de la salud de las mascotas mediante análisis de datos, chatbots de IA, asistentes virtuales y diagnósticos predictivos para enfermedades como el linfoma.
El futuro de la IA en veterinaria es prometedor. Se prevé que las facultades de veterinaria incorporen formación en IA en sus programas para preparar a los futuros veterinarios en la evaluación y uso de estas tecnologías. Sin embargo, es fundamental establecer estándares y regulaciones que garanticen una implementación ética y efectiva.
Los veterinarios que deseen utilizar la IA para mejorar el diagnóstico, automatizar tareas administrativas y optimizar el cuidado de sus pacientes deberían seguir estas mejores prácticas:
Comprender los riesgos y beneficios de la IA en veterinaria y adoptar nuevas tecnologías con precaución ayudará a las clínicas a evolucionar sin comprometer los principios éticos.
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